No es oro todo lo que reluce. Así se podría calificar la "impresionante" ceremonia inaugural de los
JJ.OO. de Pekín. De hecho, la niña que interpretó ataviada con un traje rojo y cantando la "oda a la madre patria" no cantó en realidad sino que fue elegida por su aspecto físico en detrimento de la cantante real, voz que venía de una niña que fue descartada por tener la cara rechoncha y dientes desparejados.
El director musical de la ceremonia ha afirmado que Lin Miaoke fue elegida por ser muy "mona" en función del "interés nacional", pero no por sus cuerdas vocales. Las cuerdas de la que salió la melodía eran en realidad de Yang Peiyi, aunque su cara regordeta y sus dientes poco alineados la dejaron fuera de la espectacular ceremonia dirigida por Zhang Yimou y seguida por miles de millones de espectadores en todo el planeta. "La razón por la que la pequeña Yang (de siete años) no fue elegida fue porque queríamos proyectar la imagen correcta, estábamos pensando en qué era lo mejor para la nación", afirma Chen. La imagen de Lin cantando la tonada ha sido una de las más reproducidas por la prensa china. "Una pequeña cantante gana el corazón de la nación", tituló por ejemplo el diario 'China Daily', quien explicaba que la niña ya había aparecido en varios espectáculos televisivos, incluido uno con el campeón olímpico de los 110 vallas y ex plusmarquista mundial, Liu Ziang.
Pero las mentiras no acaban aquí. Se ha conocido además que parte de las imágenes de la ceremonia estaban ya grabadas, incluyendo algunos de sus espectaculares fuegos artificiales. La ceremonia recibió entusiastas opiniones de todo el mundo por su empleo de los fuegos artificiales y por una serie de secuencias perfectamente coreografiadas. Sin embargo, algunos de los cohetes no estallaron esa noche. Algo del metraje se había producido antes de la ceremonia de apertura para ofrecer un efecto teatral. Entre las secciones que ya estaban grabadas había parte del impresionante espectáculo pirotécnico realizado en toda la ciudad, una serie de "huellas" de fuegos artificiales que conducía hasta El Nido, donde se representaban las cuatro horas de escenificación. Las sucesivas explosiones trazaron una línea de luz en la noche en su camino al estadio.